Información de Turismo Rural del Municipio de Calig, Castellón, España

Información general:

Calig (Càlig en valenciano) es un municipio de la provincia de Castellón, en la Comunidad Valenciana, España. Pertenece a la comarca del Baix Maestrat y se situa en un suave paisaje ondulado donde el olivo y el almendro predominan en el secano, y el naranjo gana terrero mediante el regadío. La cercanía con el Mediterráneo, apenas 7 kilómetros, hace que su clima sea benigno todo el año. Facilita además la buena comunicación tanto con la costa como con el interior de la provincia a través de la CV-135.

Villa desde 1550, ya antes le fue concedida a Pere Balaguer Carta de Población, en el año 1234 para repoblar el lugar tras la conquista por parte de Jaume I. La larga historia de sus tierras y la privilegiada situación de la villa sobre una colina, con la Rambla de Cervera o Riu Sec cruzando su término, hace que fuera poblada por íberos, como en el poblado de La Tossa, romanos o árabes en diversos asentamientos. Pero fue la Orden de Montesa y antes la del Hospital quien señoreó este territorio a lo largo de su más prospera historia.

Càlig sufrió durante las Guerras Carlistas del siglo XIX algunos trágicos episodios que marcaron el desarrollo de este enfrentamiento en nuestras tierras.

Actualmente la agricultura, la ganadería y una incipiente industria, son el motor económico de la población, que cuenta con casi 2.000 habitantes.

Ayuntamiento (Ajuntament) de Càlig: Pl. Nova, 1 12589 Càlig Tel.: 964 492 001 Fax: 964 492 472

Lugares de Interés:

Càlig es una villa tranquila y el paseo por sus calles, que aún mantienen el trazado original, nos llevará a la Iglesia parroquial de San Lorenzo, patrón del municipio y que alzada en el siglo XIV en estilo gótico, y reconstruida entre 1622 y 1659, destaca sobre el caserío. De aspecto sólido con sillar macizo, su interior presenta una amplia nave central sobria, con bóvedas de nervadura y capillas laterales, presidido por un altar mayor por un retablo de 1950, que sustituye al que se perdió en la contienda civil española. El acceso se realiza a través de una portada lateral de 1758. Su campanario sigue la línea de solidez y elegancia.

Destacada en la calle Mayor, La Torre, edificación de carácter defensiva y planta rectangular en 3 alturas, hoy convertida en centro de cultura, fue edificada en la Edad Media, y desempañado múltiples funciones en su recia estructura. Es el resto que queda de su muralla medieval.

En el cruce entre dos calles, nos sorprende la Capilla de la Mare de Deu dels Desamparats, graciosa por su ubicación y su estructura, del siglo XVIII. Otro rincón encantador de la población es el pasaje de la calle del Pont.

El agua subterránea siempre ha dado vida a Càlig. Sus numerosos pozos tanto diseminados por el término como en la población, son ejemplo del aprovechamiento ancestral que del agua hacen los caligenses. El Pou de la Vila, el Pou de les Aixetes y el Pou de la Rasa, son magníficos ejemplos de esto.

El convento de la Santísima Trinidad, con su estructura tradicional construida en piedra ornamental y que alberga una sencilla y pequeña iglesia, es otro ejemplo de la arquitectura del municipio.

Gastronomía:

La gastronomía no desmerece la de la comarca, con platos como la olla barrejada o l’arròs amb pilotes, los platos de caza menor, o todos aquellos ejemplos de gastronomía tradicional que se nutren de las verduras y frutos que esta tierra del Baix Maestrat ofrece. La repostería, ligada al calendario festivo, tiene postres como el rollo de Sant Blai, el mazapán de la feria dels Socors, primes, magdalenas o pastissets, que se pueden comprar en los hornos del pueblo. Pero es la farinosa el dulce más representativo.

Celebra una feria en agosto donde este dulce tradicional de origen árabe es la protagonista, y que se convierte en un homenaje al agricultor, donde será posible conocer las tradiciones ancestrales, la indumentaria de trabajo y de fiesta y la artesanía de la comarca.

Celebra mercado los martes.

Fiestas populares y Tradiciones:

Si algo caracteriza las fiestas en Càlig y les da renombre es su entrada de toros al estilo “calijó”. Estas se celebran durante las fiestas patronales en honor a San Lorenzo, alrededor del 10 de agosto y se alargan con numerosos actos a lo largo de una semana.

La entrada de toros, declarada Fiesta de Interés de la Comunitat Valenciana, se caracteriza por que las reses realizan el recorrido hasta la plaza de toros a la carrera por las calles del pueblo, a l’Avallada cuando se las lleva a la plaza y a la Pujada cuando se les devuelve a los corrales.

Las fiestas llenan de actividades lúdicas las calles con pasacalles, bailes y verbenas o cenas monumentales, animando a la articipación de lugareños y forasteros. El programa incluye además numerosos actos culturales y deportivos.

El 6 de septiembre celebra Càlig la fiesta y feria de la Mare de Deu dels Socors, teniendo la ermita como punto neurálgico. Una romería que culmina con la feria y una comida popular, cuenta con la participación no solo de los caligenses sino también de numerosos visitantes.

El primer fin de semana de febrero también se celebra San Blas y Santa María, con vaquillas, toro embolado, buñolada y la matanza del cerdo.

Para San Vicente Ferrer, el primer lunes después del lunes de pascua se cantan las loas y se bailan danzas tradicionales, mientras se reparten las coquetas y el moscatel a la salida de misa.

Recursos Naturales:

El paisaje arquetípico de este Maestrazgo ya mediterráneo en el que se enclava Càlig, hace agradable el paseo por sus campos rodeados de algarrobos y olivos monumentales, construcciones de piedra en seco conocidas como casetes de volta al terme, y, donde el cultivo no reina, lo hace la carrasca y el pino y un sotobosque con todos los aromas del monte mediterráneo.

A un kilómetro escaso de la población, el Ermitorio de la Mare de Deu del Socors, de origen renacentista y situado en un bello y frondoso paraje, es lugar de obligatorio paseo. En el interior de la ermita, con una decoración de estilo neoclásico, se conservan frescos de gran belleza colorista del pintor Joaquín Oliet pintados en el 1826. La hospedería adjunta abre paso a un área recreativa donde un impresionante olmo y señoriales “lledoners” (álmez) siguen dando sombra a generaciones de visitantes. La zona esta habilitada como área recreativa. A medio camino entre el pueblo y els Socors, encontramos la capilla de San José, del siglo XIX.

El Riu Sec, con su vegetación de ribera y sus barrancos auxiliares, conocidos como Pous (Pou d’en Bonet, Pou Soler) y formaciones rocosas que las avenidas de agua han ido modelando a lo largo de los años, constituye un paisaje singular., El Barranc de Aigua Oliva tiene una especial importancia por su protección paisajística.